Si deseas ser una mujer consagrada a Dios, debes tener en cuenta lo siguiente:
Se necesita amar a Dios sobre todas las cosas.
Ser mujeres de oración
Ser alegres, muy alegres!!!! nada de tristeza
Ser trabajadoras
Amor por los más pobres y necesitados
Ser humildes y sencillas de Corazón
La vida en el convento nos invita a darlo todo por el Señor y nuestro prójimo sin esperar recompensa alguna, es un servicio desinteresado y libre, donde no se busca fama, ni prestigio, ni poder, sólo servir y amar. Ser mujeres valientes, decididas, arriesgadas, libres de sí mismas, radicales y dispuestas a hacer la Voluntad de Dios, viviendo los consejos Evangélicos de castidad, pobreza y obediencia.
Si sientes que Dios en tu corazón pone la inquietud por la vida consagrada, no dudes en responder a su llamado, no esperes más, que el tiempo pasa y la gracia también.
Cualquier pregunta con gusto te responderemos.
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